Dormitorio 3: Suzuya Tohzuki y Ryunosuke Miyaji

Sólo podrán postear aquellos que habitan este dormitorio, a menos que expresamente hayan invitado a alguien. Favor de no olvidar las reglas.

Abrió la puerta usando la llave que le había entregado hace un rato la recepcionista. La habitación era espaciosa, quizás demasiado para una sola persona.
-Oh, claro. El otro chico -se dijo a sí mismo.
Por un momento había olvidado que tenía un compañero con el que debía compartir la habitación, pero ahora estaba muy presente en su mente. No le gustaba la idea de convivir con alguien, pero si debía hacerlo al menos iba a tratar de llevarse bien con él.
El castaño buscó a su compañero por todo el lugar, pero no lo encontró. Supuso que estaba solo.

Recibió la llave y entonces caminó por el pasillo, buscando su habitación. Pasados unos minutos, encontró la puerta y metió la llave, pero ya estaba abierta. "Ya debe de haber llegado mi compañero de habitación", pensó. Con la mano tomó el pomo y lo giró.

Vio una gran habitación. Entró y cerró la puerta tras de sí. Le alegraba que fuera amplia la estancia, así podría montar su propia cocina a escondidas sin molestar a su compañero... oh, y hablando de su compañero, vio a un castaño alto, como de su porte, parado más al fondo. Sonrió y se acercó un poco a él (dejando en el proceso su equipaje por ahí).

-Hola, ¿qué tal? Soy Suzuya Tohzuki... -le miró, todavía con la sonrisa en su rostro.

Sólo que el otro chico tenía una expresión de molestia en su cara.



[La cuestión lateeeeera]

-Mhn –gruñó ligeramente molesto al ver al castaño-. Tú debes ser mi… compañero, creo.

Ryunosuke lo miró con una expresión inquisitiva. El muchacho era casi de su mismo tamaño, y tenía un cabello de unos tonos más oscuro que el suyo. Sus rostros era ligeramente parecidos; seguramente los podrían haber confundidos por hermanos, sino fuera porque la mueca que dibujaba el otro chico era totalmente opuesta a la suya, y los hacía tremendamente diferentes.
Su compañero le siguió sonriendo, a pesar de que él no pudo devolverle el gesto, pero tampoco dijo nada. El asunto comenzó a molestarle luego de unos minutos de silencio; incómodo silencio.

-Hm… Tohzuki. Tomaré la habitación de la derecha –dijo inexpresivo y, tomando sus maletas, entró en la puerta de la derecha, dejando al otro solo.

Dejó su equipaje en algún lugar y se sentó en la cama, pensativo. El chico que tenía por compañero parecía del tipo al que le gustaba conversar en el desayuno, entre otras cosas desagradables.
A esas alturas, Ryunosuke sólo esperaba que el otro no le causara tantas molestias.



((Dialogo de mierda DX. Calentemos el asunto, baby1313)))

-Sí, soy tu compañero -le contestó.

Siguió observándolo con una sonrisa. El chico tendría su altura, y ciertamente tenían cierto parecido... esperaba llevarse bien con él. Pasaron los minutos y nadie habló: él esperaba algo, no sabe, quizá una respuesta o un amago de que estaba de acuerdo...

Al fin le habló -se estaba poniendo nervioso, había que reconocerlo- y se fue a la habitación izquierda. Vaya, qué conversación, se bromeó internamente. Suspiró y observó el lugar. Había un sofá con una mesita y eso le dio una idea. Para matar un poco el tiempo podría leer algún libro.

Después de unos minutos de ida y vuelta para acomodar sus cosas (no quería molestar mucho a su compañero con los ruidos, de verdad que no... ¡pero es que al parecer era el tipo de personas que no tenía mucha paciencia! De alguna forma meter ruido sería divertido. Sólo un poco) se recostó encima del sofá, con el libro en las dos manos.

Los minutos pasaban y las formas seguras de prender un horno construido en Lituania [no se me ocurría nada más XD, pero se supone que son esos hornos raros para preparas Sakotis con la 's' rara (?) se mezclaban en su mente. Recién se dio cuenta que estaba cansado por el viaje...

... en algún momento que no supo precisar, cayó dormido.

Había estado tratando de calmar su nerviosismo tratando de comer golosinas, pero no había dado resultado. Cambiar de ambiente era algo que le inquietaba un poco, sobre todo la parte de hacer amigos. Él jamás había sido muy bueno para esas cosas.
Después de estar un rato sentado sin hacer nada, pensó que sería una buena idea ir a hacer las averiguaciones para entrar al club de arquería. Al menos, de esa manera tendría algo que hacer al día siguiente.

Pero cuando salió de su habitación se encontró con una escena muy interesante que lo dejó clavado en el marco de la puerta; sentado en uno de los sillones se encontraba su nuevo compañero, con un libro abierto reposando en sus piernas y completamente dormido.

Ryunosuke lo contempló un momento antes de acercarse. Al verlo y notar su expresión pacífica, algo en su interior se compadeció un poco. Después de todo, si salía así sin más, el dolor en el cuello que tendría el otro al día siguiente sería algo insoportable. Y él no era tan malo, después de todo.

-Oye, Tohzuki -susurró tratando de despertarlo-. Tohzuki.

Se acercó un poco más y lo movió ligeramente, sin conseguir nada todavía.

-Tohzuki, tienes que ir a... -comenzó el castaño, pero no terminó su frase. Un agradable olor acababa de entrar por su nariz y había logrado empañar sus sentidos.

Suave, dulce y agradable; olía tremendamente bien para ser un hombre.

Se puso todavía más cerca. Quizás demasiado, porque sintió como Tohzuki se movía debajo de él.


[1313.
Feliz? XDDDDDDD Me demoré, pero bueno. Hazlo rápido ahora (????)]

Sintió una molestia en el cuello pero aún así quería seguir durmiendo, sin embargo, al parecer lo despertaba... qué remedio. Se movió un poco y abrió los ojos, encontrándose de lleno con la cara de su compañero, Ryunosuke, quien estaba cerca de él.

Parpadeó un poco más y esbozó una sonrisa.

-¿Sucede algo? -preguntó y se puso en una posición correcta, lo cual provocó que se preguntara si se había acercado mucho para hacerlo, pero no le dio más vueltas al asunto.

Ya más despierto pudo observar al otro. Estiró los brazos para sacarlos de su entumecimiento. Hay que hablar un poco, pensó. Eso sería bueno.

-¿Qué tal? -le dijo sonriente.